{ Dicen que cada molécula de nuestro cuerpo perteneció alguna vez a una estrella. Quizá no me esté yendo. Quizá este volviendo a casa. }

Gattaca.

Aunque esta vez si no respiro es por no ahogarme



25.8.13

Cuestión de impulso




A veces solamente era un corte bajo el pómulo. Solía extenderse normalmente también a las costillas, pero casi nunca dejaba que le alcanzasen. Las cejas se las había partido tantas veces que necesitaba un historial. Los labios dependían del estado de ánimo de contrincante. De la bestia. A veces había ido un poco más allá. El navajazo en el costado había sido duro. El golpe en el tobillo, no tanto, pero a veces lo escuchaba crujir todavía.
A él le gustaban las clavículas. Las costillas chasqueaban bien. Las rodillas eran rápidas. Y a sus nudillos les tenía un aprecio especial, que trasladaba fácilmente a los huesos de los demás con una rapidez animal. A eso se reducía todo cuando caía sobre el asfalto. A no pensar, a sacar las garras y desequilibrar, desorientar, golpear en el punto justo y abajo.
A funcionar por descargas eléctricas.
No sería más que un par de huesos mal colocados sin sus cicatrices, sin sus madrugadas de coserse los arañazos a duras penas y vendarse los pedazos que se le escapaban de la cabeza, sin sus malos sueños y sus pesadillas un poco menos negras, un poco más polvorientas.
Aunque en realidad no era más que eso. Huesos rotos, rabia comprimida, descargas eléctricas, un par de venganzas en el bolsillo trasero del pantalón y la promesa de saltarte los dientes en los nudillos vendados.

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