El chico tóxico se agarra las costillas y se clava las uñas mordidas bajo el jersey porque el frío del metro le marea demasiado y se le retuerce el estómago porque esa misma mañana le han pescado el desayuno con un anzuelo garganta abajo y le tiemblan los tatuajes y le duelen los cordones de las zapatillas y mira, ya ha llegado el metro, a lo mejor se cae a las vías, a lo mejor se duerme en el asiento.
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