{ Dicen que cada molécula de nuestro cuerpo perteneció alguna vez a una estrella. Quizá no me esté yendo. Quizá este volviendo a casa. }

Gattaca.

Aunque esta vez si no respiro es por no ahogarme



9.6.11

El seis de abril era verano


6.4.2029   22:27

Aparece una figura moribunda.


El joven se desplomó ante los tres chicos aovillados en el suelo. Levantó la cabeza, reprimiendo una sonrisa que Lotti no supo clasificar entre esperanzadora o moribunda. Pero, a pesar de su indecisión, la joven se levantó con determinación para ayudar al recién llegado, que no tenía pinta de guardia, ya que vestía el mismo uniforme desgastado que ellos y no tenía mejor aspecto. Es más, parecía mucho más destrozado, tanto por fuera como por dentro. Su piel estaba más sucia, tenía más heridas y estaba enfermizamente delgado. Pero fue verle los ojos y encogerse sobre si misma instintivamente. Era él, el chico de la camilla, el que los agentes intentaban sacar del edificio durante el terremoto. Era prácticamente un milagro que siguiese con vida, pensaba Lotti, pues ella había visto perfectamente que estaba a punto de morir cuando le vio pasar con el pecho cubierto de sangre y el reflejo de la muerte en la mirada color plata.

Se agachó junto a él, levantándole la camiseta para comprobar que tenía un camino de puntos mal cosidos en la zona del corazón.

—Lo… lo he tenido que hacer yo— dijo entre jadeos. No pudo reprimir un tosido, que le manchó la mano con la que se tapó la boca de sangre.
—¿Ellos te hicieron esto? —preguntó Enzo, acercándose después de descartarlo como posible amenaza. —¿Te abandonaron?
—Yo… te vi. —susurró Lotti, con el rostro pálido y los ojos desorbitados. —Sí, estoy segura de que eras tú. Estabas en una camilla, ibas a morir, tu corazón… —se le atragantaron las palabras y el miedo el la garganta.

Dorian imitó a sus compañeros, acercándose al joven malherido tirado en el suelo. Sin mediar palabra, le ayudaron a levantarse y luego lo volvieron a sentar, esta vez con la espada apoyada contra la pared.


—Uh, gracias… Nunca viene mal algo de hospitalidad en un sitio como este… -intentó reprimir una mueca de dolor. —Esto… —se señaló el pecho— Tuve suerte de que creyesen que estaba muerto… Con los nervios y el terror ni se dieron cuenta de que no habían cortado lo suficientemente profundo —rió entre toses. Aquella risa escalofriante enmudeció a los otros tres. Solo Dorian se atrevió a hablar:
—¿Estabas en medio de una intervención cuando… sucedió? —el chico asintió. Dorian tragó con fuerza. De sus amigos, él era el más veterano, el que más operaciones llevaba y, por tanto, el que más sabía del tema. —Entonces, esa era… —clavó la mirada en la costura irregular del pecho del joven.
—Sí. Era mi última operación. Se suponía que mi corazón iba a ser transplantado… cuando se desencadenó el terror.
—Pues sí que tuviste suerte...

La estancia queda en silencio.
Y, de nuevo, crush .


P.D.: Sé que la forma de postear esta historia es algo caótica y además solamente son retales del relato en sí, pero quería ir colgándolos como trozos de un diario, así que perdonadme el lío que llevo con 649 Abrazos (:
 

1 comentario:

  1. Me encantó tu forma de relatar, de desplantearte, así como si fuese un diario.
    Me gusta ese estilo, sigue escribiendo tal cual como vas.

    Saludos!

    PD: Muy buena la frase que está a la cabecera, Gattaca es una película muy buena del género del biopunk.

    Te ganaste un seguidor!

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