{ Dicen que cada molécula de nuestro cuerpo perteneció alguna vez a una estrella. Quizá no me esté yendo. Quizá este volviendo a casa. }

Gattaca.

Aunque esta vez si no respiro es por no ahogarme



28.8.10

I was round when Jesus Christ
has his moment of doubt and pain.>>
Sympathy for the Devil


Sus cabellos se entrelazaban con la ceniza que caía sobre aquella tierra devastada. De nuevo, sola.
Cerró los ojos, pero luego no pudo abrirlos. Su figura delgada cual sombra al atardecer, cayó cuan larga era sobre el terreno áspero y escarpado, haciendo que en sus manos se clavase una oleada de pequeños cristales grisáceos. Alzó la mirada, pestañeando y haciendo que el polvo de sus párpados flotase en torno a su rostro, todavía levemente infantil. Sus pómulos estaban hundidos, sus mejillas pálidas y sus labios cortados. No se atisbaba el menor rastro de vida en los iris corintios que antaño se había ahumado con los primeros gases de la guerra, impidiéndole ver con claridad.
Se levantó, con pesadez, empuñando un arma y con un soplo de valentía en su corazón.
Toda la tierra era ahora de un color gris desvaído y todavía se podían entrever las hondonadas causadas por las granadas que le habían arrancado de un inquieto sueño.
No sabía que una nube tóxica se alzaba sobre ella, mortífera y veloz.
Viendo su chamizo destrozado, y todavía con el manto nocturno empolvando sus sentidos, la joven se calzó las botas y buscó algún camino, algún signo de que allí antes hubiese existido algo. Cualquier cosa insignificante que no fuesen los casquillos de las balas o la metralla de las granadas. Pero algo al menos...

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